- En seminario organizado por el Departamento de Física, la académica de la Universidad de Buenos Aires, Silvia Goyanes, se refirió a los beneficios del desarrollo de la nanotecnología para diferentes áreas, afirmando que esta ciencia “puede resolver problemas concretos de la vida”.
El desarrollo de la nanotecnología está en auge, gracias a que sus alcances y aportes son múltiples. Los materiales que logran elaborarse a través de esta ciencia pueden contribuir al desarrollo de distintas áreas, como la salud y alimentos.
Se trata de un escenario favorable, según lo asegura la Dra. Silvia Goyanes, directora del Laboratorio de Polímeros y Materiales Compuestos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), quien dictó el miércoles último, el seminario “Nanotecnología aplicada al desarrollo de nuevos materiales”, en la Sala de Conferencias del Departamento de Física de la U. de Santiago.
En su presentación la Dra. Goyanes mostró a los estudiantes una serie de aplicaciones que se están desarrollando a partir del trabajo en nanoescala. “Cuando uno trabaja a nanoescala todas las propiedades físicas y químicas de los materiales cambian, entonces la ventaja de la nanotecnología -en el área de los materiales- es que cuando uno reduce el tamaño, genera un gran aumento de la superficie, manteniendo el mismo volumen”.
Lo anterior, ha permitido crear productos que contribuyen a la salud, como la nanosal que se aplica a las papas fritas y que no provoca ningún tipo de alteración en el alimento, pues -según explicó la investigadora- la sensación de salado tiene que ver con el contacto con las papilas gustativas y el contacto con éstas, está vinculado con la superficie.
Otro ejemplo se produce con el aceite de etanol, producto capaz de reducir el colesterol en un 14 por ciento y que ya se comercializa en Israel. “Aquí el rol que jugó la nanotecnología es que se encargó de encapsular elementos asociados a los alimentos, como por ejemplo, fitoesteroles en aceite, es decir, se encapsularon compuestos naturales vegetales presentes en pequeñas cantidades en nuestra dieta y muy similares al colesterol humano”, señaló.
Actualmente, la investigadora argentina realiza estudios con distintos objetivos, entre ellos: estimular el crecimiento de los nanotubos de carbono sobre microfibras de carbono; sintetizar nanopartículas de almidón y utilizarlas para modificar propiedades mecánicas y de transporte de un polímero de almidón; y, finalmente, fabricar nanofibras de ácido poliláctico, cuyo hilado permite obtener una tela impermeable y biodegradable.
Relevancia
Para la investigadora Goyanes, el desarrollo de esta área ha ido ganando espacio gracias a la resolución de problemas cotidianos. “La nanotecnología muestra día a día que va teniendo más aplicaciones, y que puede resolver problemas concretos de la vida, por lo que tiene un gran potencial”. La académica agregó que “está en nosotros saber usarla, manteniendo siempre en mente los peligros de la nanotecnología y cuáles son la formas de medir y evaluar los riesgos. Pero más allá de eso, las ventajas son enormes”.