Desde niño, Juan Manuel Quinteros (36 años) estuvo rodeado de instrumentos. Fue criado en una familia de músicos folcloristas, asistió a un colegio donde la música era el sello y hace más de 15 años que es miembro de una banda catalogada como avant-garde metal, llamada Kintral, con la que este año grabará su cuarto disco y donde el músico es el vocalista y toca una guitarra de siete cuerdas. Además, egresado del Conservatorio, Quinteros es docente en el Departamento de Música de la Universidad de Chile.
Con todo esa experiencia a cuestas, ha logrado imprimir un sello ecléctico en sus composiciones, incluso en aquellas destinadas a ser ejecutadas por orquestas de música docta. En 2017, el director de la Orquesta Clásica de la Universidad de Santiago, Nicolas Rauss, le encargó componer una cantata para el elenco que fue estrenada ese mismo año con la interpretación del Coro Usach y por la que el músico fue nominado por tercera vez a los Premios Pulsar en la categoría Mejor Artista de Música Clásica o Concierto.
La cantata “El divino soliloquio” tendrá una nueva oportunidad de ser escuchada en vivo hoy miércoles 24 de abril a las 19:30 horas en el Teatro Aula Magna. Allí será interpretada en medio de un repertorio 100% clásico: la obertura estará a cargo del “Christ factus est” (1844) de Anton Bruckner, y el cierre, del poderoso “Requiem” (1791) de Wolfgang Amadeus Mozart, su última composición estrenada póstumamente.
Simbiosis natural
La obra de Quinteros reúne dos reescrituras de La Divina Comedia de Dante, realizadas por dos poetas en distintos contextos sociales y geográficos, pero con una mirada afín: el chileno Nicanor Parra y el italiano Pier Paolo Pasolini. En la pieza, Quinteros los hace convivir en sus idiomas originales y con una música que en el concierto se verá realzada por la voz de los solistas invitados: la soprano Claudia Pereira, la mezzo Claudia Godoy, el bajo Eleomar Cuello y el tenor Brayan Ávila.
-¿Cómo fue la experiencia de componer El divino soliloquio para la Orquesta Clásica y Coro Usach?
-La verdad es que cuando la escribí me dejó muy satisfecho. Esta orquesta tiene una disposición muy positiva frente a la música nueva y los cantantes tienen una actitud también muy constructiva que se vio reflejada en la interpretación de la obra, por algo el año pasado estuve nominado por ella a los Premios Pulsar. Ahora pensé en hacer algunos nuevos arreglos, pero finalmente decidí que no había necesidad de cambiar nada, porque todo había funcionado perfecto.
-¿Por qué decidiste inspirarte en estos dos autores para componer tu cantata?
-Me interesó que ambos reescribieran La Divina Comedia desde el lenguaje, tanto Pasolini como Parra recogen el habla popular, de la calle. Pasolini trabaja con un dialecto romano y Parra lo hace desde la antipoesía. Y ambos coinciden en situar ese viaje por el infierno como una metáfora del mundo actual. Es una mirada muy universal, que yo intento transmitir a través de la música, donde los instrumentos y el coro son una especie de telón de fondo para darle presencia a la voz de los solistas.
-¿Cómo definirías tu impronta musical?
.Diría que mi música es un híbrido de todas las influencias que he tenido en mi vida. Antes tocaba jazz, luego rock y ahora hago música más experimental. Es una música muy abstracta, sonidos que provienen desde dentro y que vienen de alguna forma sintetizados en una nueva dimensión, donde todo está cohesionado, todo lo contrario a un pastiche de cosas, o por lo menos esa es mi pretensión.
-¿Cómo es tu proceso creativo?
-Es muy reflexivo al principio, antes de escribir la partitura necesito tener conciencia de lo que quiero hacer, hacia dónde irán las ideas. Pasando todo ese proceso que es bien estresante, escribir se me hace muy rápido. El divino soliloquio lo escribí en dos meses, pero empecé a darle vueltas a la idea en mi cabeza seis meses antes.
Sus composiciones han sido ejecutadas también en Europa y en EEUU. En 2017, con su obra “La caja de tensión”, se convirtió en uno de los cuatro compositores seleccionados para el 8ème Forum International des Jeunes Compositeurs (Francia), con una residencia en el Théâtre de l'Aquarium (Paris). Desde el año pasado, sus creaciones son parte de la biblioteca digital del sello francés Babelscore (www.babelscores.com/es/), que promueve las partituras contemporáneas para ser arrendadas o compradas.
En el último tiempo, Quinteros ha sido solicitado para crear partituras para diferentes elencos con gran éxito. De hecho, tras El divino soliloquio, la Orquesta Clásica Usach le estrenó, en noviembre de 2018, la obra Percusión Manifesto (concierto para vibráfono, percusiones y orquesta). Este año, el músico está trabajando en tres nuevas piezas. “Estoy recibiendo en promedio unos tres encargos por año. Acabo de terminar una obra para voz y orquesta de cuerda para la Orquesta Marga Marga, para julio tengo un encargo para instrumentos de madera de la Orquesta de Copiapó y otra para fin de año para la Orquesta Sinfónica de La Serena y oboe.
Orquesta Clásica y Coro U. de Santiago
Christus factus est, Anton Bruckner
El divino soliloquio, Juan Manuel Quinteros
Réquiem K. 626 Mozart
24 de abril, a las 19:30 horas
Teatro Aula Magna Usach
Av. Ecuador 3659, metro Universidad de Santiago
Entrada liberada e ingreso por orden llegada.
Más información y programación en www.extension.usach.cl