La PISA financiera, prueba internacional aplicada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que por primera vez incluye a nuestro país, evidenció que el 38% de los alumnos de 15 años en Chile se encuentra en el nivel más bajo del test. Es decir, ni siquiera evidencian las competencias mínimas de alfabetización financiera. El resultado deja a la nación entre las tres peores del ranking en la materia.
Para el experto en economía financiera y Director del Departamento de Economía de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Orlando Balboa, las conclusiones son un reflejo de la situación general del sistema educacional chileno, que presenta deficiencias en la aplicación de conocimientos a nivel general.
El académico reconoce que la situación es preocupante y, aunque destaca diversas iniciativas que se han llevado adelante en este ámbito -como el programa ‘Economía + Cerca’ , impulsado por el Banco Central, donde se invita a escolares a realizar videos sobre temas económicos; o de la Superintendencia de Bancos, que realiza el Mes de la Educación Financiera, entre otras actividades-, afirma que la solución debe ser abordada “como una política de Estado”.
“Una de las cosas a estudiar es la necesidad de que los estudiantes tengan talleres aplicados en matemática. No basta con enseñar la teoría, sino también resolver problemas prácticos y financieros”, propone el también Director del Magíster en Economía Financiera de la Facultad de Administración y Economía del plantel estatal.
De acuerdo al especialista, los estudiantes aprenden más mediante la aplicación de contenidos teóricos. Esto, porque les permite comprender cómo se administra la contabilidad en una empresa, el cálculo de impuestos, las utilidades, las ganancias, el IVA, las ventas netas, los costos, las consecuencias de la demora en un pago, la aplicación de tasas, etcétera.
“La formación en esta área, debe contribuir tempranamente a la comprensión cabal de estos conceptos, con el fin de que los estudiantes se desenvuelvan en una economía que exige tener los conocimientos para poder realizar transacciones”, enfatiza.
En la misma línea, el académico hace un llamado a repensar, en general, los ramos que se imparten en la educación escolar, avanzando hacia una educación integral que incorpore la matemática financiera, pero, también, horas dedicadas a cultura cívica y al conocimiento del rol que cumplen los ministerios, el INE y otras instituciones.
Consecuencias para la economía
El Dr. Balboa pone de relieve que el analfabetismo financiero provoca una serie de malos entendidos entre el mercado y los consumidores. “La población termina completamente distanciada de la terminología económica, de la economía y del sistema de mercado en general. Al final, la gente se siente estafada, porque cree que lo único que quieren las empresas es malversar”, advierte. Por esta razón, igualmente hace un llamado a las empresas a redactar contratos de manera más comprensible para el consumidor.
Por último, a juicio del Dr. Balboa la falta de formación financiera ha llevado a los chilenos a endeudarse sin considerar los impactos negativos -en el mediano o largo plazo- en la economía familiar. La falta de estos conocimientos básicos hace que una persona “se deje llevar por el marketing, sin poner atención al verdadero costo de un producto”, remarca.