Directora de Programas Académicos de la Vicerrectoría de Postgrado adelanta avances y desafíos para nuestra Universidad en el área
La nueva normativa impulsada por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) entró en vigor el primer día de octubre y desde la dirección que acompaña la acreditación de los magísteres y doctorados academicistas de la VIPO, la Dra. Valentina Bulo expresa confianza en que la experiencia alcanzada por nuestra institución sustenta una buena base para enfrentar este y otros desafíos.
En octubre, la CNA formalizó un cambio en los criterios de evaluación estableciendo nuevos parámetros para los programas de magíster y doctorado. Sin embargo, antes que llegara ese plazo final, hubo urgente interés de los programas de postgrado a nivel nacional y de nuestra universidad por completar los procesos iniciados o hasta adelantarlos, con el objetivo de obtener su acreditación en los términos conocidos y validados hasta el 30 de septiembre.
Esta alta demanda por acreditarse fue un desafío para la Dirección de Programas Académicos de la Vicerrectoría de Postgrado, que vela por el acompañamiento y orientación académica permanente a los programas, y también para las demás unidades involucradas en el proceso, como la Dirección de Aseguramiento de la Calidad (DAC), ya que se debió coordinar a diversas unidades de la Universidad para aunar esfuerzos y así tener buenos resultados. El trabajo se hizo intenso, por una parte, en la DAC contribuyendo a la orientación para la elaboración de los informes de acuerdo con los criterios de la CNA y, a la vez, en los Programas elaborando los Informes y Formularios de Acreditación que son enviados a la VIPO para su revisión junto a la Comisión de Evaluación de Programas de Postgrado (CEPP) hasta obtener las versiones finales que se entregaron a la CNA. Fue un súper periodo que puso a prueba el sistema de revisión para la acreditación de postgrados, pero logró el objetivo dejando instalada una buena base de confianza para enfrentar los requerimientos de las nuevas pautas de la CNA.
“Uno de los aspectos que más se acentúa en los nuevos criterios de acreditación es mostrar que la institución tiene capacidad de autorregulación”, indica la directora de Programas Académicos de Postgrado de la VIPO, Dra. Valentina Bulo Vargas, sosteniendo que en el caso de la Usach todas las áreas involucradas se retroalimentan del propio proceso: los informes se revisan, vuelven a las áreas directivas de los programas, se presentan planes de mejora que son aprobados por una comisión especializada integrada por el prorrector; los vicerrectores de Vinculación con el Medio; la Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación; la Vicerrectoría de Postgrado; el director de la DAC y la decana o el decano correspondiente. Después de eso, los documentos ingresan a la CNA. El proceso sigue con las visitas de pares evaluadores, quienes supervisan que lo declarado sea efectivo.
“Hay una parte bien importante sobre la que se ha puesto énfasis: los informes con la resolución de acreditación de la CNA señalan lo que la Comisión considera fortalezas y debilidades, por lo tanto, el programa tiene que reajustar su plan de mejora de acuerdo con lo que observó la CNA. Más tarde, se monitorea el avance del plan de mejora en las etapas declaradas”, explica la directora, agregando que en los programas acreditados por más años la idea es avanzar de manera temprana para prestar la ayuda necesaria.
“Cuando hay un cambio de criterios hay que ver cómo vienen las nuevas exigencias, y esto se ve en el uso, ahí uno va viendo dónde aprieta, dónde hay que cambiar. Es un proceso de ajuste entre la norma y la realidad”, acota la Dra. Bulo.
Nueva normativa y evaluación docente
Justamente a propósito de reglamentaciones, la directora declara satisfacción porque este año la VIPO trabajó con los vicedecanos del área actualizando el Reglamento General de Programas de Postgrado que es la normativa que regula los procesos de postgrado desde que el estudiante postula hasta que se titula. Se trata de un reglamento general que tiene “una diferencia que me parece positiva con respecto a lo anterior, y es su mayor flexibilidad al haber ciertos aspectos específicos que se definirán según la norma interna de cada programa. Esto quiere decir que se reconocen los aspectos generales y particulares de los programas y las facultades debido a la naturaleza de sus disciplinas, entonces, universaliza, pero por otra parte acoge y regula las diferencias”, agrega la directora.
Asimismo, anota como otro logro la preparación de una Evaluación Docente del área, que emergió como necesidad desde algunos planes de mejora para medir aspectos específicos de docencia de postgrado y contar con mayor participación estudiantil, y que pronto será probada.
La Dra. Bulo indica que una de sus labores tiene que ver con estar en contacto con distintos programas y unidades de la Universidad. “Acá en la Vicerrectoría los procesos están bien armados, las cosas funcionan: hay una estructura y procedimientos para seguir los temas, los procesos están regulados y hay resoluciones que los respaldan. Lo que uno tiene que hacer con todo eso es afinar las relaciones y apoyar a quienes corresponda con lo que estén requiriendo. Personalmente, entiendo a la VIPO como un órgano de apoyo, orientación, acompañamiento constante y cercano a los programas en todos los aspectos, tales como planes de mejora, reformulación de planes de estudio, articulación con pregrado y posgrado, procesos relacionados a los diferentes tipos de becas, entre otros”, afirma.
Conocimiento compartido
“Hoy, el conocimiento no debe estar aislado de la comunidad, sino que tiene que construirse ‘con’ la comunidad”, sostiene la Dra. Valentina Bulo.
La filósofa ve que el conocimiento del siglo 21 se construye desde una perspectiva compartida entre la academia y la sociedad. Ya no es posible que las universidades se aíslen en sus propios aparatos de investigación buscando generar avances, sino que deben abrirse e incorporar la experiencia a nivel industrial, educacional, involucrando la amplia gama de las áreas del conocimiento, porque lo que antes era llamado “objeto” de conocimiento ahora es considerado “agente” de manera activa y desde la perspectiva de “conocer es transformar”. Entonces, sostiene, que para que el conocimiento sea un agente de transformación o de cambio no debe estar divorciado de la sociedad.
Evocando a Kant, la premisa de que el conocimiento es una suma de experiencia y concepto, la Dra. Bulo reflexiona sobre lo que lleva a las personas a continuar profundizando sus estudios con postgrados académicos, incluyendo a las y los profesionales en ejercicio: “cuando haces una trayectoria solamente experiencial, es posible que esa trayectoria necesite una cuota de concepto. Entonces la idea del postgrado es una construcción de conocimiento con la experiencia en una mano y el concepto en la otra”, finaliza.