De acuerdo a un estudio que busca evaluar la calidad de vida de los chilenos a través de 269 indicadores generados por el INE, en conjunto con el Minvu y el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, solo seis comunas de la Región Metropolitana cumple la cantidad de metros cuadrados de área verde por habitante. La lista es liderada por Vitacura, seguida de Recoleta, Providencia, La Reina, Cerrillos y Lo Barnechea.
Para el arquitecto y académico de la Universidad de Santiago, Jonás Figueroa, los datos entregados son equívocos a causa de la utilización de parques de escala metropolitana en los indicadores comunales.
En ese sentido, Figueroa sostiene que en el estudio “se considera la superficie del Cerro San Cristóbal en las áreas verdes de Recoleta, Vitacura y Las Condes. Sin embargo, la visión de estas comunas es la de una dramática explanada de asfalto y cemento, con áreas verdes situadas lejos del uso vecinal de gran parte de la población”.
De acuerdo al académico, este mal uso de la información repercute en las políticas, planes, proyectos y programas comunales en la materia de sectores que ni siquiera cuentan con una plaza de armas o plaza mayor, como gran parte de las comunas creadas después de los años ochenta.
Pérdida de árboles
Según Figueroa, fotografías satelitales recogidas a través de Google Earth confirman la pérdida de aproximadamente el 20% de la masa arbórea de los principales parques urbanos de Santiago durante el periodo 2000-2019.
En otros casos, agrega el arquitecto, los parques “son desiertos de pastos y pavimentos, sin tener presente a los árboles, que son los que importan para nuestra salud mental y corporal”.
En esa línea detalla que, “por lo general, constatamos la presencia de instalaciones deportivas, educativas y militares, ocupando terrenos que debiesen ser de uso arbóreo exclusivo, con el fin de cumplir con su destino”.
Junto con ello, asegura que falta una política de forestación de los grandes parques urbanos de la ciudad que defina especies y número de árboles. “Algunos parques apenas registran el 10% de la cantidad que requieren para constituirse en los pulmones verdes que la ciudad, por sus conflictos ambientales y climáticos, necesita con urgencia”, argumenta.
Modelo Central Park
Con lo anteriormente expuesto, el académico desliza que es necesario aplicar el modelo Central Park de Nueva York, para que los parques del país cumplan con su papel de pulmones verdes, es decir, con una media de 1.000 árboles por hectárea. “Esto es algo que ninguno de nuestros parques urbanos cumple”, manifiesta.
Del mismo modo, plantea la urgencia de contar con un plan de reforestación urbana que reponga los árboles enfermos, secos o envejecidos de las calles e incorpore otras zonas al plantel de áreas verdes de la ciudad, en un número no inferior a 100 mil árboles anuales, siguiendo el modelo neoyorkino.
“Requerimos disponer de 2 árboles por habitante para alcanzar mejores y mayores estándares medioambientales, climáticos y paisajísticos al nivel como se estila en la ciudad de Porto Alegre, Brasil”, añade el académico.
Para este cumplimiento, Figueroa señala que es necesario redactar una normativa que proteja los árboles de talas y cortes indiscriminados y que las nuevas urbanizaciones y desarrollos inmobiliarios planten un árbol por cada vivienda construida, tal como se aplica en España.
Por otro lado, el arquitecto puntualiza que es fundamental “elaborar un plan de recuperación de terrenos de uso militar situados en el interior de nuestras ciudades para dedicarlos a parques e instalaciones deportivas y culturales, tales como regimientos emplazados en antiguas áreas verdes”.
Finalmente Jonás Figueroa reitera que “hoy en día las áreas verdes son espacios de salud, requeridas por una sociedad altamente sedentaria y afectada por problemas de contaminación, superando las antiguas acepciones de índole paisajística y de ornato”.