Esta semana, la Decana de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago, Helia Molina, fue informada de que fue seleccionada como una de las Mujeres Líderes de la Salud, un premio impulsado por Women in Global Health Chile.
Women in Global Health Chile se presenta como la primera sede de Latinoamericana de un movimiento internacional que busca visibilizar el trabajo de las mujeres en el ámbito de la salud. “Recibo este premio con humildad”, sostuvo Molina en conversación con Usach Al Día.
“Trabajo con muchas otras personas y todo mi equipo de Salud Pública está detrás de todo lo que yo he podido hacer durante la pandemia. Sobre todo, en comunicación social y lo que hemos hecho desde la Facultad para capacitar abiertamente, vinculándonos con el medio, tratando de abordar el tema de la pandemia con una mirada técnica y una transmisión del riesgo correcta”, reconoció.
A su juicio, ¿cuáles fueron las razones por las que le otorgaron este premio?
-Soy mujer y el premio era para mujeres. Ese es el primer factor (sonríe). Lo otro es que tengo una trayectoria en salud pública bastante larga, desde 1990, donde me hice cargo de atención primaria para el Ministerio en el sector oriente de Santiago (la especialista en pediatría, nefrología y cuidados intensivos se desempeñó como Directora de Atención Primaria del Servicio de Salud Metropolitano Oriente). Instalamos los SAPU, los COSAM y mucha actividad participativa para recuperar y revivir la atención primaria, que estaba en el suelo.
“Por otro lado, he sido docente y académica toda la vida, y uno ha ido formando recursos humanos. Formé a muchos especialistas en salud pública, hicimos un magíster en epidemiología, entonces, bueno, uno tiene una trayectoria o un continuo. La vida es un continuo y en eso uno ha ido sumando cosas y como soy una persona grande en edad, eso también facilita que uno haya hecho más cosas.
“He sido una privilegiada, también, de que la Presidenta Bachelet me haya elegido su ministra de Salud en su segundo Gobierno. A mí no me eligieron por un partido político, porque yo no era la candidata de mi partido para ser ministra de Salud. Había otras personas que eran los candidatos. He ido siguiendo un camino que me ha ido prestigiando. Soy una persona correcta, no tengo tejado de vidrio, no me promociono, trato de trabajar en equipo y, en el tema de pandemia, hemos sido muchas las mujeres que nos hemos destacado, estando donde las papas queman, para poder poner la impronta técnica y científica en un tema muy complejo como es esta pandemia, donde no hay evidencia, hay muchas interrogantes todavía y eso hace que el trabajo sea más complejo y desafiante. Creo que sí he liderado bastante la voz de los salubristas en el país en el tema de la pandemia”.
¿A quién dedicaría este reconocimiento?
-Primero que nada, a todo mi equipo de trabajo de la Facultad de Ciencias Médicas y a todas las Escuelas, que se han volcado a poner improntas importantes y académicas, con conocimiento y buena voluntad. Todo el equipo que trabaja conmigo y que me ha hecho posible hacer tantas cosas, que estando sola jamás las habría podido hacer. Las hago porque tengo un equipo detrás que es muy competente, solidario y camarada.
“Por supuesto, también, a mi familia, que me aguanta, porque no estoy nunca disponible. Estoy siempre ocupada. Su apoyo y cariño es algo súper importante para cualquier persona, porque a uno le da una tranquilidad y una ética, una mística que uno le pone al trabajo. Tener un equipo y una familia es un privilegio que agradezco”.
Finalmente, ¿cuál considera que es el desafío más importante para Chile en salud pública en la actualidad?
-Uf, la pregunta del millón de dólares (ríe). Bueno, uno cuando hoy piensa en salud, piensa en pandemia, pero la pandemia nos ha permitido, entre las cosas buenas y malas que nos ha mostrado, evidenciar falencias importantes en nuestro sistema de salud, que frente a una emergencia o catástrofe sanitaria como esta, hemos tenido que dejar de lado muchas tareas que son permanentes y continuas y necesarias en la atención primaria, así como, también, en la atención hospitalaria. Entonces, el primer desafío, inmediato, es poder controlar esta pandemia, que no está controlada. No hemos sido suficientemente efectivos en el ámbito del testeo, la pesquisa, la trazabilidad de los contactos y el aislamiento oportuno, porque no hemos podido bajar los casos a menos de quinientos. Cuando tengamos menos de quinientos casos, vamos a poder decir que tenemos controlada la pandemia, que no se va a ir hasta que no haya una vacuna o hasta que todos nos hayamos enfermado, que sería la inmunidad de rebaño, pero como no queremos esto último, porque conlleva muchas muertes y eso no es justo, lo que tenemos que hacer es controlar la pandemia y, en eso, creo que estamos muy al debe.
“Hay países como Vietnam, China, Islandia o Finlandia que por cada caso, testean a veinte contactos. Nosotros vamos en dos. Eso significa que, en una enfermedad como el COVID-19, tenemos un alto porcentaje de personas que estando contagiadas, son asintomáticas y pueden contagiar a otros.
“Dicho eso, también hay que decir que tenemos problemas de salud pública grandes en Chile, que no estamos siendo hoy lo suficientemente dedicados y que tiene que ver con todos los pacientes que tienen enfermedades crónicas en Chile, como los hipertensos, los que tienen problemas cardiovasculares, los que tienen cáncer o problemas de salud mental. Siempre ha habido problemas de salud mental que no se han abordado porque no hay recursos, porque como no matan, habitualmente, no se ponen muchos recursos. Menos del 2% de los recursos en salud se ponen en salud mental, entonces, yo creo que esta es otra variable que tenemos que controlar, que es cómo han aumentado los suicidios y los homicidios. Estamos en un momento de la salud pública en que ello debe ser sujeto de política de protección y promoción de la salud y de pesquisa de control de los problemas, y no estamos dando el ancho, porque la pandemia ocupa casi todos los recursos.
“En atención primaria, hemos tenido muchos enfermos. Más de 3 mil funcionarios y profesionales de la salud se han enfermado, todos los que han estado trabajando con ellos tienen que mantenerse en cuarentena y, por lo tanto, hay muchos desafíos y muchas cosas que hacer, pero, fundamentalmente, controlar la pandemia y volver a retomar todos los programas que hacía habitualmente el sistema de salud, y que se han quedado de lado y que darán origen a una segunda pandemia, que es la pandemia de las enfermedades crónicas”.